La prisa

Es muy desafortunado que tengamos que darnos cuenta que nada es importante y que nada hace sentido más que el amor. Tenemos que ir a perseguir metas, títulos, necesitamos que otros hablen de nosotros, necesitamos que nos miren, necesitamos acceder a diferentes experiencias en las que todo el mundo decía que eran increíbles. Me gustaría que todo el mundo lograra sus objetivos tan mundanos y tan insípidos, que todo el mundo fuera por eso que dice que le hace falta y que lo tuviera mañana.

Tienes el coche que quiere, accedes a eso que te hacía falta, tienes la chica de tus sueños, los hijos de tu vida, el perro que siempre soñaste, la casita, la casota, lo que quieras, los viajes, la fama y que ahora todo el mundo te mire, pero que crees, detrás de todo eso, no hay nada. El placer es tan momentáneo que cuando logras estar presente, incluso durante el mismo proceso del placer, si estás muy presente, te das cuenta de lo efímero.

Te das cuenta de la gran trampa que es el escape de la contemplación. El escape del amor, o también podría ser que es el escape a esta conciencia darnos cuenta de que nada hace sentido. De pequeño tenía prisa, mucha más que ahora y recuerdo que alguien un día me sentó y me dijo ¿cuál es tu prisa? Y la verdad es que ninguna, me quería yo morir, nada más andaba corriendo, pero ya entendí mi prisa, ya la entendí.

Tal vez un día sientas esto, y entiendes que todos estamos solos y que no hay cantidad de dinero, fama, éxitos y logros que llenen el vacío de la existencia.

Entendí porque tenía prisa. Tenía prisa de lograr cosas para por mí mismo comprobar, que desde el inicio ahí estaba todo, ya no crezco por una necesidad de ser visto, crezco por una creatividad propia, por un amor propio. Ahí es donde te conviertes en Dios, tu propio Dios. Ahí es donde Dios se aparece a través de nosotros, cuando ya solo crear es lo tuyo.

Si pudieras quitar todas tus necesidades del camino, estarías creando. Que lastima que tenemos que ir a perseguir una serie de cosas creyendo que después de eso está esto que te estoy platicando.

Eso que tanto buscamos está ahí, aquí, ahora, mientras me lees, no sé a dónde vas. Ningún logro, ninguna maestría, ni que tu papá te aplauda, ni que los demás te vean, ni que te vean bajarte de un buen coche, ninguna hebilla, ningunos zapatos caros, nada te va a llenar ni traer a la vieja más buena, ni que por un talento te miren todos los humanos.

Ya no evado ese vacío, ya no busco nada. Y que si de algo te puedo servir es para decirte que eso que tanto buscaba estaba en el día uno.

Volver arriba