No hubo un acuerdo verbal que definiera lo que en ese momento éramos, solo éramos uno para el otro, una anomalía estadística que desafiaba toda lógica, porque en la vida real este tipo de cosas no pasa, pero pasamos.
Nuestros amigos se sorprendieron bastante pero en el fondo de alguna manera lo esperaban, era extraño, la envidia de todo el mundo, emanábamos una energía que se podía percibir a kilómetros, el auténtico amor, el único que hay, el sano, el que no posee, el que no necesita pero prefiere ser. Quedamos en sus memorias.
Los mejores días de mi vida sin duda, y es que yo! Un hijo de Puta manipulador, egoísta, agresivo y con mil problemas dentro de su cabeza, entendió que tenía mucho que cambiar. Y así fue. Desde ese entonces prometí por mi, por ella y lo que sentía, rehacer y domar todos los demonios que viven en mi, quería que se sintiera orgullosa, quería ser inspiración para ella.
No todo es perfecto, a veces necesitamos golpes para entrar en razón o más tiempo para que un cambio se note y es que desde siempre he sido un experto metiendo la pata – que digo la pata, soy de los que salta al vacío a sabiendas de que la caída será agónica y el golpe me matara -.
Paso el tiempo y ella fue consumida por el miedo, miedo al futuro, a lo que podría pasar. – Yo no me hubiera fiado de mi tampoco en ese entonces – Basto con una conversación en casa, un motivo difuso, sin sentido.
Lo asimile… un abrazo y se marcho. La deje ir, en aquel momento no sentí nada, la amaba pero por quien yo era en ese momento fui incapaz de quebrarme, una roca en toda regla. Mis emociones eran como un switch que podía apagar o encender. No quería sentir nada, había perdido un pedazo de mi. O eso creía.
La vida sin ella era…aburrida. Todos necesitamos una sexy loca que nos haga perder la cabeza, que te haga sentir vivo, que por una vez en la vida todo cobraba sentido… Pasaron meses, un año quizás y en ese tiempo conocí personas, parejas a las cuales engañe, mentí, manipule. La buscaba a ella en otras chicas y cuando veía que alguna tenía algún rasgo particular que me hiciera sentir como aquel 3 de marzo. Me quedaba. Un coleccionista de chicas que buscaba armar a su alma gemela. Que sádico!!! Me repugna de solo recordarlo.
Hasta que nuestros caminos se cruzaron de nuevo, ¿quién lo diría? Unidos por el tiempo, la casualidad o algún Dios con ansias de morbo de saber que pasaría con nosotros. Yo daba por sentado que en su corazón yo ya estaba más que muerto, pero no fue así. Lo supe de una manera algo cruel, ella en ese entonces estaba con alguien y es que nadie traiciona a quien ama. Ella nunca me traicionó.
Continúa la historia…